ARTURO UMBERTO ILLIA

En las elecciones realizadas en 1963, (en las que seguía vigente la proscripción del peronismo) Arturo Illia, de la UCRP, llegó a la presidencia. Desde el comienzo, tuvo que enfrentar muchas dificultades: en primer lugar, tenía una minoría en la Cámara de Diputados, lo cual obstaculizaba las medidas que se proponía tomar. Por otra parte, las contradicciones entre las facciones del partido paralizaban las decisiones políticas. Por último, estaba alineado con los “colorados”, y el mando del Ejército estaba a cargo de los “azules”, lo cual complicaba la relación.

Durante su mandato Illia logró un crecimiento del mercado interno, una progresiva distribución del ingreso, un considerable aumento de las exportaciones, una reducción de la deuda externa, y una mejora en el índice de empleo. Pero muchas de las medidas que tomó chocaban con intereses de diferentes sectores. En nombre de la soberanía nacional, Illia anuló los contratos petroleros firmados por Frondizi, ganándose el rechazo de los inversionistas extranjeros. Por otra parte, intervino en el terreno económico y social a través de la Ley de Salario Mínimo Vital y Móvil y estableciendo límites al aumento de precios, lo que generó la disconformidad de la Unión Industrial Argentina. A su vez, un proyecto de ley que congelaba el precio de los medicamentos derivó en la oposición de los grandes laboratorios. Por último, la relación con la CGT se complicó cuando quiso modificar la Ley de Asociaciones Profesionales para democratizar los sindicatos.

En definitiva, los datos del crecimiento experimentado por el país quedaban relegados ante una campaña golpista en la que confluían múltiples intereses y en cuya materialización tuvo un rol muy importante la prensa, que comenzó a desprestigiar al Gobierno de Illia, acusándolo de lentitud e ineficacia, y a la política partidista en general. Así se allanó el camino para que Juan Carlos Onganía pueda derrocarlo hace unos meses el 28 de junio de 1966.